Un albergue precioso que nos sorprendió gratamente por su decoración, silencio y la amabilidad de sus propietarios. Sólo estuvimos dos noches pero era fantástico descansar en un lugar tan agradable después de estar todo el día haciendo turismo. Se encuentra en Pontessieve, un pueblo pequeño y muy bonito. Hay media hora en coche hasta florencia pero vale la pena coger el tren que también tarda una media hora y te deja en el mismo centro.
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